Estoy esperando sentada. Observando, leyendo y respirando. Esta ansiosa espera, me delata con el silencio vespertino que me ataca de la espalda; que me roza como el susurro del aire a las hojas altas de los árboles.
Presiento la llegada de tus pasos lentos.
Haz llegado hasta mi silla.
Perpetua felicidad. Añorada sinceridad.
poco quedó de tu boca seca, ya que la besé hasta que volvió a vivir.