miércoles, 21 de mayo de 2014

Evocación a la perfidia


Nublado estás. 
La lluvia rígida se acongoja de miedo por tus entrañas.
Habías olvidado qué significaba odiar.
Iracundas planicies desbordan tu locura,
De las flores podridas;  de la rabia imperecedera
Los pastos verdes se tornan amarillentos y rancios
Era la hora de abrazar lo que habías olvidado
Había llegado el tiempo para tomarte de los pies.
Era la tempestad vacía que te saludaba desde el inframundo
Era la mujer pálida que miraba
Era yo, la que te decía que todo iba a estar peor. 

La mañana



Un papel colgado en la pared
Unos pelos sueltos enredados en el cuello
Migas de pan en el suelo y en la cama
Olor a sexo
Olor a besos mezquinos y maquillaje corrido
Un cigarro muerto en el velador
                                               Putrefacto
En el papel dice que te vas
Te levantas; miras por la ventana; suspiras

                                               Enmudeces las palabras